Ocho espabilados (o más), un despistado y una mujer decente
España y los espabilados
Que España es un país de espabilados, se sabe desde tiempos ancestrales. No hay más que echar un breve vistazo a la literatura de los siglos XVI y XVII y comprobarlo. No veréis espabilados, sino pícaros, que es la palabra más adecuada a los personajes y a la época. Rinconete y Cortadillo, el Buscón, el Lazarillo de Tormes… alguno menos conocido como Guzmán de Alfarache o la que se da por ser la primera pícara de la historia literaria española, la Lozana Andaluza. Todos estos protagonistas de pequeñas “hazañas” burlescas, pequeños ladronzuelos, astutos, sagaces, ladinos y socarrones, fueron el germen de toda una estirpe que se prolonga allende los siglos.
La lotería y los espabilados
La última escena de una de estas farsas, se acaba de dar recientemente en Santander. Allí, una mujer decente, se encontró un décimo de lotería agraciado con el segundo premio del Sorteo de Navidad. Esta mujer, decente como ya he dicho (honrada para quien no conozca el adjetivo anterior), entregó el décimo en la Policía. Así pues, se siguió el procedimiento que marcan las Leyes en estos casos: custodiar el décimo, publicar el hallazgo, recabar información de los posibles reclamantes del décimo en cuestión, y en caso de ser hallado el despistado que lo perdió, se le hará entrega del mismo, deduciendo una cantidad para la mujer decente que actuó de manera justa. En caso de no hallarse al propietario el premio entero se adjudicará a la mujer decente.
Pues he aquí que, ante el anuncio mencionado, se han presentado 9 posibles propietarios del décimo premiado. Y aunque cupiera pensar que es poca gente (dada la fama que tenemos en España) hay que tener en cuenta que el anuncio solo se publica dos domingos y en un periódico (El Diario Montañés) de tirada regional (en este caso de una sola provincia). Y … ¿cuántos de vosotros leéis los anuncios de los diarios?
Así que en estos momentos tenemos a ocho o nueve espabilados y un posible propietario despistado. Porque ahora caben dos posibilidades. A saber:
- que uno de los 9 reclamantes sea el despistado dueño del décimo. Esto nos deja con “solo” 8 espabilados
- que ninguno de los 9 reclamantes sea el legítimo dueño. Esto nos deja con el 100% de espabilados, o sea nueve.
Cabe preguntarse qué habría hecho uno mismo en esa situación…
Resolución (o no) del problema
La estampa, no me negarán que no es cuanto menos peculiar. Sabemos que al menos 8 de esas personas no son honradas, son unas farsantes. Porque ellas SABEN QUE EL DÉCIMO NO ES SUYO. Y sin embargo ahí están, presentando su candidatura a amo y señor de 125.000 euros. Y digo 8 al menos, porque es posible que ninguno de los que pretenden esa propiedad sea quien realmente lo adquirió.
En el mejor de los casos, haciendo un cálculo rápido, de todo este entramado, se deduce que (como mucho) SOLO EL 20% de los implicados en este suceso SON HONRADOS. En el peor de los casos nos quedamos con un porcentaje de decencia de apenas el 10%.
Saquen sus propias conclusiones…
P.D: Mi más sincera enhorabuena a esa mujer decente.