Ojos tristes
Ojos pardos tristes
Serios hundidos
Sin fulgor
Sin color
Brillantes por lágrimas
Que surgen del corazón
Un corazón roto
Derrumbado
Ojos tristes
Ya sin brillo
Sin la mirada clara
Que antaño eclipsaba
Sin vida
Sin esa vida alegre
Ahora cambiada
Por puro dolor
Ojos tristes
Apagados
Tras un velo acuoso
Ocultos al mundo
Sepultados
Tras un enorme muro
Que impide
Que les llegue luz
Ojos tristes
Abatidos
Perdidos en el infinito
De la desazón
Destrozados
En el infierno hundidos
Por el desamor
Sin pasión
Ojos tristes
Ojos muertos
Sin remisión
5 Replies to “Ojos tristes”
La tristeza es buena mientras no sea obsesiva, y siempre con la mirada puesta en construir un presente mejor, puesto que el pasado no hay quien lo arregle y el futuro, de momento, no es más que una entelequia.
Vale la pena que cuando esa lágrima llegue a la altura de la boca sacar la lengua y disfrutar del sabor salado, saborear la tristeza. De esa manera empezamos a cambiar y ver que esas pequeñas (o grandes) decepciones no son más que una enseñanza, un aprender a hacer mejor las cosas de lo que las hemos hecho. Que al fin y al cabo la vida es tan complicada como nosotros la queramos hacer.
Un abrazo.
Efectivamente así es. Cada momento y cada estado de ánimo, cada segundo de la vida, debe ser saboreado y disfrutado en sí mismo.
Y por lo que a mí atañe, mis poemas no tienen por qué ser reflejo de mi estado actual. Para tranquilidad del lector 🙂
Muchas gracias amigo, otro fuerte abrazo para ti.
No quería hacer referencia tu estado. Es, sencillamente, un comentario que me pareció oportuno. Nos vemos. Smuack.
Uf! Algunos momentos son demasiado amargos para saborearlos…
Precisamente por eso amigo anónimo, precisamente por eso, deben ser saboreados, para poder conocer el amargo gusto de ese momento, y saber valorar mucho más aún los buenos.
Un saludo