El día del Padre

Hoy es el día del PADRE. Lo pongo así, en mayúsculas, porque así es como yo lo siento. Una figura que antaño era el “todo” y poco a poco se ha ido convirtiendo en algo más ecuánime junto a la de la madre. Por suerte. En contrapartida, esa igualdad ha traído en algunos casos un desprestigio. Pero no voy a polemizar en este asunto. En este día quiero hacer mención al padre en varios sentidos.

Primero quiero mostrar mi más firme repulsa a esos mal llamados padres que, lejos de ser el referente para sus hijos, lo único que suponen es una carga, una molestia y, por desgracia en muchos casos, un maltratador que en ocasiones incluso termina matando. Eso puede tener muchos nombres, pero nunca el de Padre.

En segundo lugar reconocer al padre digamos tradicional. Ese padre que dentro de su unida familia, se implica en la educación de sus hijos junto a la madre de los mismos, y trata de que sean futuros hombres y mujeres de bien, que puedan luchar por la justicia y el bienestar. Ese padre que siempre tiene una sonrisa, incluso en los momentos duros, difíciles, que tratando con hijos los hay y a montones. Mi más sincera enhorabuena.

Y entramos a hablar de los padres separados o divorciados. Con ellos tenemos dos variantes. La primera, la del que los hijos suponen un par de personas con las que compartir un rato cada quince días y pagarles sus gastos. Esos padres que, una vez separados de sus mujeres, tan sólo se dedican a sus hijos por “imperativo legal”. Simplemente decirles que se están perdiendo algo muy grande.

En el otro lado tenemos a los padres que, queriendo, no pueden o no les permiten ejercer como tales. Esos que viven con la ilusión de que llegue rápido la tarde que les corresponde pasar con sus hijos, el fin de semana alterno que les corresponde, y que tratan de disfrutarlo a tope con ellos. Y no estoy hablando de llevarlos al Parque de Atracciones cada ocasión. No. Se trata de compartir con ellos sus vivencias, sus inquietudes, sus deseos y anhelos, sus miedos y, en definitiva, su existencia. Esos padres que no pueden disfrutar de una experiencia filial porque les es negada, en ocasiones de manera injusta, pero que cuando tienen la oportunidad de estar con los hijos demuestran lo grandes que son, esos, tienen mi más sincera admiración y respeto.

Ser padre es algo mucho más que maravilloso. Ser padre implica muchas responsabilidades y muchos disgustos y situaciones difíciles. Pero puedo asegurar que las alegrías compensan con mucho la dureza del camino a seguir.

Nunca suelo hablar de ello en las redes sociales. Hoy sabéis un poco más de mí. Y hoy puedo decir alto y claro no sólo que me siento feliz y encantado de serlo, sino que mi mayor orgullo y la motivación de mi vida, pasan hoy el día conmigo. Y así lo voy a vivir: como un PADRE.

Feliz día del Padre