Ser valiente no es (solo) cuestión de suerte

Ser valiente no es (solo) cuestión de suerte

Llevaba tiempo sin escribir. Sí, lo sé. No me lapidéis por ello. El caso es que tras una etapa bastante atareada en lo laboral, la neurona andaba un poco saturada y no fluían las ideas. Sin embargo, una buena canción, una buena amiga, una conversación, y un poco de reflexión, me han dado la energía suficiente para iluminar la bombillita.

https-::primerotrosidigo.files.wordpress.com:2014:03:intoSer valiente no es sólo cuestión de suerte. Es parte de la letra de una canción de Vetusta Morla. Su título es precisamente “Valiente”. Y de eso se trata. De serlo.

Antes que nada quiero dejar claro que para mí la suerte no existía como algo etéreo que te caía sin más. Siempre he pensado que la suerte se crea. Como me dijo otra amiga, “la suerte no existe, hay que labrársela”. Efectivamente, así creo yo que es. Más aún desde que mi “seño” de Coaching, Anna Fortea, me dio la definición más acertada que conozco de lo que es. Lo pongo en grande y remarcado:

SUERTE = PREPARACIÓN + OPORTUNIDAD

Así se entiende mucho mejor el concepto de suerte. Cuando estás preparado, y por ello se entiende formado, educado, hecho en algo, podrás aprovechar la oportunidad que se te presente en el momento en que se te presente. Y oportunidades tenemos todos los días, oigan. Eso es así. Otra cosa es que seamos capaces de verlas o tengamos los recursos necesarios para poder aprovecharlas. Y además, hay que ser valiente.

Sí amigos y amigas, hay que ser valiente (y no, no voy a decir que también hay que ser valienta :P). El mero hecho de estar preparado y que se te presente una oportunidad no significa que seamos capaces de aprovecharla. Como se suele decir en nuestro rico idioma en un plano más coloquial e informal: “hay que echarle huevos”. Y para eso no todo el mundo vale… ¿O sí?

Normalmente las oportunidades no vienen pintadas de alegres y llamativos colores (de eso debemos encargarnos nosotros pintando los días de colores 😉 ). En muchas ocasiones son grises, oscuras y puede que tenebrosas. Y en una buena parte suponen tener que levantarse del sofá y echar a andar. En resumen, suelen traer consigo una necesidad de salir de nuestra zona de confort. Y ahí, AHÍ, es donde radica el quid de la cuestión. Ahí es donde cada cual puede demostrar su valentía. Empezando por tomar la decisión de sacar partido de esa posibilidad que se nos presenta.

new-sad-boy-wallpaperTomar decisiones no es algo fácil. Como decía Quim Gutiérrez en la película “Primos”: “Desayunar, no es tan fácil como parece.” Desde que nos despertamos estamos tomando decisiones, en todo momento. La mayoría de ellas no somos conscientes de que las tomamos, se han convertido en automáticas. El problema viene cuando debemos tomar una decisión meditada. Y ahí influyen muchos y variados factores que, de una u otra forma, nos obligan a cambiar algo, a movernos de nuestro sofá y echar a andar en una dirección determinada de antemano por nosotros mismos.

No, no es fácil. Ni imposible. Se trata de superar miedos, de ser valientes. Valiente no es quien no siente miedo; valiente es quien supera ese miedo y se arriesga a avanzar. Y creedme: vale la pena. Se aprende, se mejora, se asciende, se obtienen beneficios SIEMPRE. En dos palabras que también me inculcó muy bien Anna: SE EVOLUCIONA.

Como veis, ser valiente no es sólo cuestión de suerte. En muchas ocasiones ni siquiera es necesaria ésta para que tengamos la oportunidad de demostrarlo.

 

Os dejo un vídeo musical interesante 🙂

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