AL CABRÓN DEL GOLF NEGRO
Sí, cabrón. Con todas las letras. Y no le digo más cosas porque su madre no tiene la culpa de tener un hijo tan desgraciado. Como él, hay demasiados, por desgracia…
Quienes me conocéis de cerca, sabéis que suelo desplazarme en moto. También sabéis de mis prontos que suelen ser de perro ladrador más que mordedor. Hoy, sin embargo, mi cabreo tiene justificación para tan larga duración.
Estaba plácidamente cenando, cuando de pronto he escuchado, a través de las ventanas cerradas un ruido sordo, como de arrastre. Efectivamente, tal como me he temido, he comprobado que una moto (de reparto) y su motorista estaban en el suelo de la mini rotonda que tengo frente a mi casa. En seguida ha acudido gente. Eso es lo que ha llamado la atención. Y se han escuchado los comentarios. “Sólo me he podido fijar en que era un golf negro, se ha ido hacia el barrio San Jerónimo… “
Ahí ha quedado el pobre chaval, tirado en el suelo, le han ayudado a llegar a la acera. La pierna parecía rota. Por suerte, no ha sido peor. Y el imbécil que ha provocado el accidente ha huido como el cobarde malnacido que es…
No voy a incidir más en el tema, todos sabéis la fama que tienen (tenemos) los moteros, motoristas … La mayoría de veces somos los indefensos sufridores de situaciones como ésta. Yo mismo viví hace unos años una similar. A mí, en aquella ocasión, no me socorrió ninguno de los cientos de coches que pasaron a mi lado. Tan sólo se detuvo uno: el que había sido golpeado levemente por mi moto tras arrastrar unos metros por el suelo. Y ni siquiera preguntó si yo estaba bien …
Los calificativos para este animal (lo de humano y/o persona obviamente le queda grande) os los dejo a vuestra elección. Yo ya me he ido calmando, al menos en apariencia.
P.D: 18 meses sin tabaco. ¡Soy un campeón! 😛