y de repente … ¡Quevedo!
Es curioso cómo, con varios siglos de antelación, hay gente que predice la realidad. Nostradamus es harto conocido como profeta, especialmente de grandes catástrofes apocalípticas.
Pero yo me quedo con un genial escritor (amén de Noble y político, de los buenos), nacido en el siglo XVI, de prolífica carrera literaria, uno de cuyos poemas, hoy, por desgracia, se ve de excesiva actualidad. Francisco de Quevedo escribió «Los muros de la patria mía» hace unos 400 años …
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día
Entré en mi casa, ví que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo más corvo y menos fuerte.
Vencida de la edad sentí mi espada
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.