Ruth y José
Hoy, la mitad del país se encuentra pendiente de dos niños, dos hermanos de 6 y 2 años, que desaparecieron de un parque de Córdoba mientras jugaban.
Sus padres estaban en pleno proceso de separación, y al parecer, según apuntan los medios informativos, con cruces de acusaciones por malos tratos y similares.
En este punto ya habrá quien haya sacado sus propias conclusiones a la vista de las noticias. Yo también he sacado las mías:
Primera: no seré yo quien prejuzgue a nadie, mucho menos desde la distancia.
Segunda: Me encuentro como la mayoría de la gente sensible que conoce la noticia, horrorizado sólo de pensar en esas criaturas y lo que les haya ocurrido.
Tercera: Por desgracia, acontecimientos similares o incluso peores que éste, ocurren casi a diario. ¿Por qué éste ha tenido más repercusión? No lo sé; lo importante, sería las reacciones que pudiera provocar y que éstas perduraran en el tiempo, sensibilizando a una sociedad que, por desgracia, se encuentra carente de valores y sentimientos en general.
En momentos como éste, es cuando se aprecia la verdadera esencia humana en (por ejemplo) todas aquellas personas que, desinteresadamente se vuelcan en tratar de encontrar con vida a esos dos inocentes niños.
Mi ánimo se encuentra dividido entre el deseo irrefrenable de que aparezcan sanos y salvos y el oscuro pesimismo del tiempo que pasa inexorable.
Sea como fuere el final de esta lamentable historia, mis mejores deseos para Ruth y José, esas dos almas puras y cándidas.