Hasta luego Tere. Y gracias …
Jamás pude abrazarla para darle las gracias. Pocas veces pudimos hablar y nunca pude estrecharla entre mis brazos físicamente. Y se lo debía. No compartimos muchas cosas, sin embargo, en la brevedad de nuestras conversaciones y encuentros por la red, me enseñó mucho.
Su fortaleza, entereza encomiable incluso en los últimos momentos, no le eximieron de repartir cariño y amor hasta el último suspiro.
Mi más sentido recuerdo a Tere Caruncho, alguien a quien echaré mucho de menos, una persona que ojalá el mundo hubiera conocido más.
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