Aborto & tabaco
La controvertida ley del aborto que recientemente ha entrado en vigor, me deja la sensación de que el socialismo no ataja ni afronta los problemas en profundidad, sino que más bien se queda en la superficie.
Me recuerda en parte a la ley del tabaco y el tema de la prohibición de fumar. Dicen que es por nuestra salud… Si fuera así, sería mucho más comprensible que regularan la composición de los cigarrillos para que éstos no fueran perjudiciales o, mucho mejor, que prohibieran su fabricación. Claro, en ese hipotético y prácticamente utópico caso, debería desaparecer medio Gobierno, porque no tendría fondos con los que financiarse. Es que el humo es muy $ucul€nto.
Con el tema del aborto ocurre algo similar. Da miedo pensar que este Gobierno esté más a favor de la muerte (aborto, eutanasia, alguna vicepresidenta…) que por promover la vida. Cosa harto sencilla si realmente nos preocupáramos por ella. Se pueden promover multitud de servicios sociales dedicados a luchar por la vida, apoyando y asesorando a las mujeres que se quedan embarazadas sin desearlo, promoviendo adopciones rápidas, dotando de profesionales que atiendan las necesidades de esas madres que deseen tener a sus hijos, y sobre todo, practicando una política social dirigida a ayudar a las familias.
¿Qué cómo financiamos todo eso? Con las subvenciones que reciben los sindicatos, por ejemplo. Con el dinero que nos cuestan l@s liberad@s sindicales, con los impuestos que pagamos, como se hace en otros países europeos. Con el dinero dedicado a ministerios inútiles. Con el dinero que cuesta la práctica de esos abortos. Con el dinero de la SGAE. Etcétera. Claro, se me olvidaba, que aquí ese dinero lo dedicamos a pagar otras chuminadas…
Por otro lado está la aberrante y contradictoria situación que genera el hecho de que las menores entre 16 y 18 años puedan abortar sin consentimiento paterno, pero, eso sí, los padres sí serán responsables de las consecuencias que pudiera acarrear aquella decisión. Que casi es preferible que fumen celtas cortos, oiga. Esto es como lo de Cataluña y País Vasco, que quieren la independencia, pero que el Estado les siga abonando las suculentas dietas que les otorga.
Vamos, por favor, que dan ganas de volver a fumar…