El intermitente: ese gran desconocido

El intermitente: ese gran desconocido

Pues sí queridos amigos. Uno que es conductor de vehículos (motocicleta y automóvil o coche, y en ese orden), quiere romper una lanza (o todo el cuadro de Velázquez, a ser posible) por el uso del intermitente.

intermitentes
Tipos de «intermitentes»

Definición

¿Que qué es el intermitente? Buena pregunta. Que además deberían hacerse muchos “”. Pues miren, el intermitente es cada una de esas lucecitas, por lo general de color anaranjado (la bombilla o el plástico que la rodea/protege/aumenta su brillo) que suelen llevar todos los vehículos a motor en los lados del mismo. Cuando se conectan, se encienden y se apagan a intervalos regulares, de ahí su nombre: “intermitente” (ahora sí, ahora no).

 intermitente. (Del lat. intermittens, -entis).

1. adj. Que se interrumpe o cesa y prosigue o se repite.

2. m. Dispositivo que enciende y apaga con periodicidad constante y frecuente una o varias luces.

3. m. En un automóvil, luz lateral que se enciende y apaga con periodicidad constante y frecuente para señalar un cambio de dirección en la marcha.

 Utilidad y uso

La siguiente pregunta resulta obvia: ¿y para qué sirven? ¡¡ Pues eso digo yo !! Y no, no se piensen que su única función es estética, no sólo sirven para dar mayor o menor vistosidad a “la cara del coche” (sí, los coches tienen “cara”, por delante y por detrás, si no pregúntenle a mis hijos) y resaltar su gesto “enfadado o alegre”… Su utilidad es otra y pasamos a detallarla a continuación.

Cuando uno circula por esas carreteras del hombre (que ya nos gustaría en algunos casos que fueran caminos de Dios, seguro que estaban en mejores condiciones), por lo general debe hacer giros, adelantamientos, cambios de sentido, de dirección, de carril, salidas de una vía, incorporaciones a otras… Todo esto que suena a chino se traduce en que movemos el vehículo de un lado a otro, que salimos de una carretera para coger el camino que nos lleva a la caseta del Tío Jenaro donde vamos a comernos la paellita del domingo, o que vamos a aparcar en la zona prevista para ello (y no son las pintadas con rayas blancas), etc.

Pues bien, cada vez que tenemos que hacer una de esas maniobras (otro “palabro” para buscar en el diccionario) se DEBE conectar el intermitente correspondiente, con el fin de señalizar dicho movimiento. Sí, ya sabemos que TU tienes muy claro que vas a girar “pa” la derecha y que no tienes necesidad de que te lo diga una lucecita… Lo que ocurre es que el ser humano no ha nacido con el don de la clarividencia, ni el resto de conductores que nos cruzamos por el camino contigo tenemos una bola de cristal que nos indique qué va a ocurrir, ni por supuesto poseemos dotes adivinatorias. Así que, cuando TU enciendes esas lucecitas que tanto molan, el resto del mundo que circulamos a tu alrededor nos ponemos sobre aviso y evitamos embestirte, arrollarte, llevársete por delante o simplemente conseguimos seguir vivos (algo que por supuesto agradecemos).

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la «famosa» palanquita

Vamos, que no únicamente se trata de nosotros, si no que también nos preocupamos por tu salud y por la integridad de ese pedazo de vehículo que llevas y que seguro que te ha costado un pastón ( y que en el peor de los casos no llevará seguro, pero eso es para otro artículo).

Por último, hay que señalar que los intermitentes se suelen activar/encender accionando (moviendo arriba o abajo) una palanquita situada a la izquierda (izquierda es la que está en la dirección de la flecha ←) del volante. Si mueves la palanquita hacia arriba indicarás que vas a girar a la derecha (→) y si la mueves hacia abajo que lo vas a hacer hacia la izquierda (←).

¡Por favor!

Así que, amigo conductor, por el bien de tu vehículo (ése que tanto amas) y por tu propia salud ( ya sabes que el resto de conductores somos muy torpes) no estaría de más que te plantearas seriamente comenzar a usar los intermitentes en tus habituales desplazamientos en vehículo.

Y un consejo: si después de leer estas líneas sigues sin entender nada, haznos un favor al resto de la humanidad (y, por supuesto, a ti mismo), deja tu vehículo quieto y una de dos: vuelve a la autoescuela o comienza a usar el transporte público. La DGT ( y yo ) te lo agradeceremos. 🙂

Imágenes: conducirsinmiedo.blogspot.com / circulaseguro.com .

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