Al final, estamos todos solos …

Al final, estamos todos solos …

Tengo un primo. Sí, ya sé que eso no es una noticia trascendental. Sólo que mi primo es distinto. Es un crack. Y sí, tal vez algún día os hable de él. No, hoy no. ¿Por qué os he dicho esto entonces? Pues porque por su “culpa” me enganché a una serie. Sí, yo, que no suelo hacer esas cosas… me hice un acérrimo fan de “Person of interest”.

La serie

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La serie en sí es una intriga sobre un mega ordenador, “la máquina”. Es un sistema de vigilancia masivo programado para monitorizar y analizar los datos obtenidos de cámaras de vigilancia, comunicaciones electrónicas, sistemas de audio… de todo el mundo. A partir de esos datos predice con precisión actos violentos. Creada en un principio para detectar y prevenir posibles ataques terroristas, dada la dimensión del “aparatito” termina prediciendo eventos de cualquier “tamaño”. Como a las autoridades sólo les interesan los “grandes”, el resto los consideran irrelevantes. De esos precisamente se encargan los protagonistas, una especie de salvadores al estilo de “Los Vengadores” o de la menos “elaborada” pero más actual «El Coche Fantástico», pero con mucha más calidad en su trama y en su interpretación. Sí sí … todo llega, y todo tiene su explicación. Prosigo.

Lionel Fusco

fusco_2Y dentro de la serie, me apasiona, me gusta, me encanta uno de sus personajes. El detective Lionel Fusco. A ver: no es que esté enamorado de él, que desde luego ya os digo que ni lo es ni sería posible. Es por lo que representa.

Lionel Fusco es un policía corrupto de Nueva York. No muy alto, de semblante serio y echando tripa, da el típico perfil de esta caracterización en ese país según el código de protocolo del audiosvisual americano. Vestido usualmente con un traje que no realza precisamente su figura, rezuma desconfianza por todas partes. Vamos, lo que aquí llamaríamos un lujo de persona a simple vista.

Sin embargo, conforme se le va conociendo van apareciendo esas “partes buenas” que se supone que cada persona debe tener. Más bien podríamos decir que cayó en el lado malo de los “polis” tras una dura etapa depresiva, y precisamente de la mano de su compañero, quien le sacó de esa depresión para acogerlo en su hogar y al mismo tiempo introducirlo en el “negocio”. Es lo que tienen algunos que se las dan de amigos: te tienden la mano, pero a cambio de algo. Y claro, nuestro amigo prácticamente no tuvo elección, a pesar de ir contra sus «principios» (¿tenía de eso?). Podríamos decir que “se dejó llevar”…

La razón

CBS.COM
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¿Por qué tengo esa especial “fijación” en él? Pues porque lo veo el más puro reflejo del ser humano. Para mí representa la esencia de la humanidad, ese constante devenir entre lo que está bien y lo que está mal, lo que nos favorece a costa de ser ruin (y nos eleva a esos altares ficticios que tanto nos gustan), o lo que favorece a todos y nos ensalza como grandes personas pero nos deja igual de “jodidos” que estábamos. Esa eterna lucha entre lo que está bien para los demás y lo que está bien para mí. Ese continuo debate por el bien común.

Todos conocemos el dicho ése de que «la solidaridad bien entendida empieza por uno mismo«. Todos nos hemos enfrentado a situaciones disyuntivas, en las que debíamos elegir entre algo bueno para nosotros a costa de hacer algo “malo”, o por el contrario, renunciar a nuestro interés por algo “bueno. Y muchas veces nos hemos planteado cómo responderíamos nosotros ante esas situaciones. Casi todos (o todos) nos habremos dicho a nosotros mismos que jamás cederíamos nuestro brazo ante situaciones ilegales, de podredumbre o de injusticia. Y por muchos consejos que solicitemos, cada cual nos dará su visión de la realidad, de su propia realidad, de sus vivencias. Y podrán (o no) ser aplicables a nuestras coyunturas, con lo que nos queda que, al final, somos nosotros los que tenemos que decidir, los que elegimos si tomamos la pastilla roja o la azul.

fototimelapse.wordpress.com
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Fusco tiene un hijo. Muchos de vosotros (de nosotros), queridos lectores, también. Y en esas situaciones, en esas difíciles elecciones, suele pesar mucho la figura filial. En varias ocasiones he tratado de responderme a mí mismo sobre mis reacciones en situaciones límite. Difícil respuesta, ¿verdad?

Para mí Fusco es real; para mí es tal cual muchos de nosotros; viene a representar en una figura más o menos conocida (en el mundillo estadounidense) la virtud en contraposición a los siete pecados capitales, en una perenne lucha contra (casi) todos ellos. Sí, algo así como la Moma y los Momos en nuestras recientes procesiones del Corpus. Es algo a lo que nos enfrentamos a diario, en nuestras rutinas habituales, incluso a veces de manera inconsciente. Es una batalla dura y cruenta. Es una lucha difícil, diaria, constante. Y solitaria. O no …

“Al final, estamos todos solos y nadie aparece para salvarte”

John Reese

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